«Tú,
lector, creías que allí bajo la marquesina mi mirada se había clavado en las
manecillas caladas como alabardas de un redondo reloj de vieja estación, con el
vano esfuerzo de hacerlo girar hacia atrás, de recorrer a la inversa el
cementerio de las horas pasadas, tendidas exánimes en su panteón circular. »
Si una noche de invierno un viajero
1979