«El lenguaje refleja el monopolio que el modo industrial de producción ejerce sobre la percepción y la motivación. […] La práctica nominalista del lenguaje sirve para marcar las relaciones de propiedad: la gente habla del trabajo que tiene. En toda América Latina, sólo los que tienen un empleo dicen que tienen trabajo. Los campesinos (que son la gran mayoría) dicen que lo hacen: se va a trabajar, pero no se tiene trabajo. […] No solamente el hacer es sustantivo sino también el querer… se adquiere el saber, la movilidad y aun la sensibilidad o la salud. »
La convivencialidad
1973