miércoles, 4 de septiembre de 2013

LA ENCRUCIJADA FAMILIAR

                En las semanas ulteriores al incidente en el río vinieron a producirse sutiles modificaciones en nuestras vidas que no supe interpretar en un principio, pero que realmente vivificaron la rutina familiar.
                Por una parte Zenón, que había sido un muchacho de naturaleza descuidada y algo ruidoso, se transformó de una manera formidable: apenas le oíamos en casa. Su silencioso proceder hacía que en ocasiones llegáramos a dudar si estaba con nosotros o había salido a la calle. Nos encontrábamos con él en cualquier rincón de manera inesperada pero, es curioso, sin sobresaltos. Y es que Zenón sonreía siempre, comunicaba una deliciosa tranquilidad altamente contagiosa; decía que había establecido una nueva forma de comunicación con las cosas de su entorno, que no dejaba de investigar en ello y que los descubrimientos superaban siempre sus expectativas.
                Por otra parte Emilio, que en su retorno a una civilización mucho más compleja, pero obstinadamente injusta, había desarrollado un cierto pesimismo, una obsesión por conocer cada detalle de la actualidad, seducido por la droga de la virtual inmediatez de las conexiones sociales, y que manifestaba un alto grado de animadversión por quienes consideraba responsables de multitud de agravios y alteraciones malintencionadas, se mostraba ahora íntimamente centrado en pequeños quehaceres cotidianos, en detalles ínfimos, en servirnos a todos reverencialmente, con una refrescante alegría.
                Una parte de mí cambió con ellos. No se trataba de abandonar nuestras convicciones, se trataba de creer que realmente estaba sucediendo todo lo que habíamos anhelado y soñado. En cada decisión de cada pequeña circunstancia de nuestras vidas crecía la alegría de abrir la puerta a lo deseable y cerrar la puerta a lo indeseable. Era estremecedoramente sencillo.
                Tal vez por esta transformación benefactora -a la que no fue ajeno, por cierto, el maestro Jean Jacques- no resultó tan traumática como hubiera podido ser la noticia del expediente de regulación de empleo en la emisora.