miércoles, 4 de mayo de 2016

EL REENCUENTRO

                Dos camaradas frente a  mí observan la nada. En ello, la nada bajo su mirada se convierte en relato.
                Uno incardina todo lo observado en una relación de continuidad y lo embotella en un vidrio opalino otrora llamado memoria narrativa. La amasa y espera que fermente. Ultimado el brebaje, de cuando en cuando lanza una de las botellas abandonándola a su suerte.
                El otro respira profundamente atrayendo hacia sí todos los aromas, todos los colores, todos los sonidos mientras cierra los ojos. Y bebe de esa fuente hasta caer en trance, el trance se convierte en sueño, el sueño en aventura, la aventura en reto, el reto en indagación.
                De cuando en cuando éste tropieza con botellas de memoria gran reserva.
                De cuando en cuando aquél siente el penetrante aroma del surgimiento mutuo.