miércoles, 4 de noviembre de 2015

NO SERÁ IGUAL

-        Creía que te había perdido.
-        Es que me habías perdido, al menos tal como era.
-        ¿Qué quieres decir, Emilio?
-        No sé si sabré explicártelo. Verás, Sofía, desde el primer momento en que pareció que perdía la conciencia lo que sucedió realmente es que dejé de sentirme materialmente. Fue como si me estuviera convirtiendo en una nube y tomara conciencia de mi nuevo estado como una constelación de enjambres energéticos. Sentía cómo esa energía recorría mi ser de unas partes a otras y trasladaba pensamientos. Cada vez me sentía menos pesado, menos material, más difuso. Y a la vez me sentía fundirme con todo lo que estaba cerca de mí. Sentí claramente cómo me penetraba tu dolor. Ese pensamiento atravesó mi conciencia de manera fulminante, como un zumbido de baja frecuencia obsesivamente redundante. Te parecerá extraño, pero tu dolor era bello. De manera simultánea  me atravesó, cristalizando por el camino en insólitas, extraordinarias figuras, la intensidad de tu amor. Y no sé si me creerás si te digo que aquellos cristales parecían haber atrapado cada uno una partícula del dolor rodeándolas de serenidad y de sentido.
-        Me cuesta entenderte. No me quito de la cabeza que fueron muchos días. Demasiados.
-        Sí. Recuerdo todo con una exactitud que me da miedo. Me sentía tan diferente. Es extraño no sentir necesidad de nada en absoluto, reconocer un destino y encaminarte hacia él a la vez expandiéndote y contrayéndote. Ha sido un viaje hacia el interior y hacia el exterior. En el interior había trazas, evidencias de todo lo que hemos compartido y me reconocía en ello. Era confortable.  Hacia el exterior la energía del maestro me precedía abriendo camino hacia la fuente de toda la energía. Creo que había recorrido un largo camino hacia ella cuando sentí una fuente de baja intensidad que me atraía en sentido contrario. Fue tomando fuerza, fue creciendo en ímpetu a la vez que reconvenía a la gran fuente, no con acritud, sino afectiva, respetuosamente. Entonces comencé a reconocer la voz de Zenón y sentí su mano.
-        ¿Por qué volviste por él y no por mí?
-        Por ti estaba dispuesto a llegar más allá de cualquier límite. Sabía que volvería a ti al final del viaje. Pero Zenón no está preparado.
-        Nada será igual.
-        Soñar no será igual.